jueves, 22 de mayo de 2014

Mi primera vez





Hacía cuatro meses de comenzar el año 2002, no sucedía gran cosa en mi vida, me encontraba sumergido en el trabajo y las clases de la universidad, ahora que lo pienso creo que realizaba muchas cosas a la vez como una manera de mantener bajo control el mono de circo que habita mi mente, trabajaba por las noches en una línea de entretenimiento sano para dultos -nombre que le daban al servicio atención telefonica al morbo y la pervensión de individuos solos, abandonados, parafílicos y retorcidos del país-, en la mañana dedicaba 5 horas academicas a estudiar diseño gráfico, en las tardes asistía a clases de ingles y volvía en las noches a mi clandestina labor de entretener a los adultos con mi engolada voz, dormía en casa una noche si una no, y en los autobuses y metro, mientras me trasladaba de un sitio a otro. 

Comunmente llevaba conmigo una loncherita azul llena de comida. frutas y golocinas, exepto los viernes que me dedicaba a recorrer algunos restaurantes del este de la ciudad, probando los platos del día, como una forma de premiarme a mi mismo por echarle tantas ganas a hacer tantas cosas. Fue un viernes de esos, cuando parado en el semaforo de la tercera avenida de los palos grandes, tratando de decidir sobre cual restaurante visitaría esta vez, lo vi venir a mi, una hermosa e impecable piel blanca recubría aquel hombre de altura excepcional, calva pulida y un par de ojos verdes enmarcados en una franca sonrrisa, jamas se borrara de mi memoria como paso a paso casi en camara lenta, se acercaba cada vez más, mientras una extraña sensación me embargaba, me sudaban las manos, mis rodillas se aflojaron abandonandome a un blanco total de mi mente, sufría una especie inmobilidad, hasta que un repentino hola ¿como estas? Me sacudio subitamente. 

Tal seria mi confusión, yo una simple huella de carbono, tirada en este rincón de la vía lactea, blnaqueado y paralizado en esa esquina, alucinando en la contemplación de esta exotica criatura que llega y me saluda con tal familiaridad, ¿como es eso de hola como estas? ¿De donde me conoce? Con dificultad esboce un escueto ¡epale! A modo de saludo, mientras tomaba su mano por mera formalidad, pero perdido en los gaveteros de mi mente, intentando reconocer quien era este personaje.

¿Qué haces por aquí? Me preguntó a quema ropa, Aumentando mi confusión. ¡Listo no podía mas! la presión en mi pecho amenazaba con asfixiarme, disculpa que vergüenza, ¿de donde nos conocemos? no te recuerdo. A lo cual con ligereza contestó, no nos conocemos, pero podemos intentarlo. ¡Madre santa! El terror se apoderó de mi, seguro este tipo quiere aplicarme un paquete chileno, no me conoce y se me acerca así, esto me huele a estafa, aunque no se que me van a estafar a mi, un pobre mortal que trabajaba para pagar las cuentas y tirarmelas de fresa los viernes al medio día en los restaurantes de la zona, ademas no contaba con más que un tiket de metro y un par de billetes para pagar el almuerzo.

Por cierto me llamo Luis, ¿cual me dijiste que era tu nombre?  juan carlos, coneteste y no te lo había dicho, -añadí soltando un poco de veneno a modo de sobrevivencia-, pero exitado con la posibilidad de hacerme amigo de un hombre tan atractivo. He de confesar que yo no sabía nada de relaciones entre hombres, para mi los tipos no eran más que amigotes con los que jugaba pool, tomaba cerveza y echaba cuentos, no entendía que para relacionrse no existe más protocolo que ser educado y respetuoso, pero que lo que ocurre entre dos personas es un fenomeno aislado de la norma social.
Decidí confiar, al final se trata de usar el instinto, y el mío me decía que todo estaba bien, que no corría peligro y me aventure a aceptar su compañía, fuimos al restaurante más cercano, tras un almuerzo ligero, digo yo ligero pues realmente no logro recordar que fue lo que comimos, la charla con Luis había embargdo todo vestigio de conscienca en mi, haciendome olvidar lo que tenia que hacer durante el resto del día. Facilmente podría decir que fue la tarde más interesante que había tenido en mi vida hasta ese momento, luego de una larguisima charla llena de risas y emociones, tras intercambiar datos básicos de concato (telefono, e-mail, y la dirección directo a la perdición) con la frase hasta pronto… te llamo para que salgamos de nuevo, (cosa a lo cual no me pretendía negar) nos despedimos quedando con ganas de más...

Me fuí directo a trabajar, esa noche fue la más inquietante de mis noches, sentado en el cubículo, sin poder concentrarme, solo recordaba cada palabra de luis, cada extraño halago durante el almuerzo y en mi cabeza la pregunta de las cien mil lochas ¿será que este tipo es gay? no parecía, ¡tenía pinta de macho! He de confesar que para este momento yo era catedraticamaente gay, sabía que esa era mi orientación sexual porque lo había leído en millones de textos, y porque cada vez que veía un hombre atractivo (que además en esta ciudad sobran) algo dentro de mi bragueta se movía, y me ponía como contento.

Pasaron al menos unos cinco espantosos días llenos de ansias por ver al hombre motivo de mi desbordante erortismo, donde por lo menos quince veces me había masturabado pensando en como sería besarle, en mi fantasía lo imaginaba besandolo nada más – bastante naif y romantico pensamiento-, pero hasta entonces la idea de tocar otro organo reproductivo masculino que no fuese el mio, me era un tanto repungante, solo quería besarle hasta eyacular ¡y nada que aparecía el muy imbecil! él que no me llamaba y yo que ni a palazos me atrevía a llamarlo, en un intentno de ganar algo de paz mental y recuperar mi autonomía psicológica, comencé a hacerme la idea de que eso había llegado hasta ahí, que no pasaría de ser una anécdota más, justo cuando ya me había convencido de que esa historia pertenecía al pasado, ¡zas! Recibo una llamada al celular, veo el nombre de pantalla, Luis Palos Grandes (como muchos, siempre ponía en mi base de datos, una palabra que me recordara de forma directa de quien se trataba) tratando de recuperar la calma y no gritar como loco, comence a dar brinquitos y tomando una respiración profunda engolando la voz, tratando de que no se me notara nada, atiendo con un desinterado, ¿Sí buen día?

-Hola Juan es Luis, el chamo de los palos grandes ¿recuerdas?
-Yo todo hecho el loco, ¿Luis? Ummm Luis, ¿cual Luis? Recuerdame por favor… ¡nunca había sido tan falso en mi vida! claro que sabía de quien se trataba, estaba esperando esa llamada desde el momento que naci ¡por Dios! - Ah claro Luis, el pana con el que almorce el viernes pasado.
- Te llamaba para ver si te animabas a tomar algo esta tarde.
-Aun metido en personaje le coneste, podria ser, ¿que propones?
Te espero a las 5pm en Plaza Altamira y ahí decidimos a donde vamos ¿te parece?
-Me parece, ahí nos vemos, te dejo, tengo que colgar esta entrando otra llamada.
-Vale juan te espero.

¡Coñoooooooooooo me llamó! Grité con fuerza liberando por fín la emoción quincieañera que despertaba en mi esta vaina. Acto seguido corrí a la peluqeria me corte el cabello, me hizo la minucura la pedicura y la maricura, tenía que estar optimo de pies a cabeza, compre una camisa nueva (la ocación lo ameritaba) y como un clavel a las 5pm estaba ahí paradote en la plaza, ¡tan contento que opacaba! practicando un saludo que no delatara la epica gana que tenía de tirarmele encima y clavarle un beso con lengua, con agarrón de nalga y recoston de toton.

5:05 pm. Lo ví venir, comenzaba a morir lentamente, ¿que tenía este tipo que cuando caminana se me iban los tiempos? ¡Matame Dios mío me llego en traje formal¡ extendió su mano hacia mi, al tomarla haló con suavidad de ella para acercarme a su cuerpo y darme un abrazo, una indiscreta erección involuntaria me delataba y es que ni un hola de los quinientos que habia practicado pude decir. Estaba jodido, este hombre me ponía mal…

Caminamos al café mas cercano de la zona, conversamos un par de horas, mientras más hablaba el, más me convencia yo de que necesitaba con urgencia saber si esto me lo estaba montando yo solo o si a el le pasaba lo mismo.

Se encontraba a la mitad del cuento de su ultimo viaje a España, cuando asi sin más le suelto la perla
–Mira pana, ¿Que es lo tuyo conmigo?
-Sorpendido se recuesta de la silla y como pudo respondió: Bueno pana lo mío contigo es todo.
-Hablame claro Luis, insistí, -despues de tanta guerra interna, que sí que no que caiga un chaparron, ¡necesitaba salir de eso ya!-
-Bueno, yo soy gay, es decir, me gustan los hombres y bueno…
-Quiero besarte Luis
-Bien, vamos a mi casa, yo vivo solo y ahí no tendremos problema alguno.

¿Que demonios estaba haciendo? Me preguntaba a mi mismo, mientras a paso temboloroso caminaba casi detrás de Luis como si no quisiera que alguien se diera cuenta que ibamos juntos, -que porquería que tengas que esconderte para darle un beso al hombre del que estas enamorado- ¿Enamorado? ¿En serio estaba pensando eso? ¡Pero si lo acabo de concoer! 

Subimos al apartamento, al abrir la puerta se veía una calida luz dorada que se colaba por las hendiduras de la persiana de la sala, detrás de mi Luis cerro la puerta, me tomó por el hombro, pegandome contra la pared y con un suave movimiento, tomo mi rostro entre sus suvaes manos, acercando su boca a la mía, con un tierno y apasionado beso derritio todas mis dudas y temores, llenandome de la certeza del inmenso amor que sentía en ese momento por este hombre, no recuerdo como nos despojamos de la ropa, no podría describirlo, solo se que fuimos quitando de en medio todo lo que pudiera estorbar a este encuentro, hasta quedar totalmente desnudos, la piel fue solo la excusa que nos servia de puente a la conexión que teniamos desde el primer momento en que nos vimos, donde la penetración del cuerpo no fue más que un conector para sentir que valía la pena estar ahí presentes con todas nuestras circunstancias. Era la primera vez que me sucedía algo tan sublime, nunca me imagine que poseer y ser poseído por un hombre, podía lograr hacerme morir con cada gemido, para renacer en el suspiro de un orgasmo…

Juan Carlos Viera.

jueves, 15 de mayo de 2014


viernes, 9 de mayo de 2014

El punto y final de esta historia.







Querido amigo, No sé por dónde empezar, ni me imagino como lo vas a tomar, pero ante mi terrible condición humana y la inevitable labor de morir algún día, he de confesar que te amo.
Seguramente a este punto de palabras ya te encontraras espantado, sé que no es normal que un hombre le diga esto a otro, pero en mi caso es ineludiblemente natural, y ahora que lo pienso, lo supe desde principio, esa cansada noche de mayo, cuando un enorme vacío en mi pecho me llevó a solas al concierto aquel, buscando un motivo que me diera una bocanada de aliento para poder continuar. Inundado en tedio y aplastado a pisotones por la eufórica multitud, volví la mirada y estabas tu, con tanta vida que daba envidia, mientras te observaba me decía, ¿cómo puede alguien verse así y no ser pecado? De repente, con una rápida mirada me atravesaste en la distancia, como si te perteneciera, como si ya sabías quien era, con una familiaridad abrumadora te acercaste a mi, invitándome a tu grupo de amigos, con el aliento robado acepte sin saber con claridad lo que pasaba, me deje llevar sin más, y sin darme cuenta termine en esto que siento hoy por ti.

Y fue así como comenzó todo, poco a poco me sume salidas, intensas noches de derrumbe en tu sofá, compañías de cine, y la inevitable intimidad que proporcionan los tragos, o como ese día que te vi llorar por primera vez, y que no dude en abrazarte de consuelo, para que sintieras que no estabas solo, para sentirnos que no estábamos solos. 

Desde entonces y sin decirlo, una fuerte sensación de afecto se fue apoderando de mi, invencible podía hacer cosas que jamás me sospechaba capaz, tú y tu presencia me alimentaban el alma, llenándome de color la existencia, pulsando cada latido a punta de choques de manos, abrazos a cadera separadas, llamadas telefónicas, anécdotas de chicas, algunas amadas otras desechadas, y muchas otras de simple aventura, que con cada relato me colocaban en la fantasía literaria donde tú y yo protagonizamos historias, ensayos, novelas, leyendas helénicas desbordadas de fuerza copadas de guerras de amor, si de amor,  como este que te confieso.

Pero el inevitable paso del tiempo nos obliga a darle ese falso sentido que la vida “tiene que tener”. No se nos dijo que también se podía vivir de forma alternativa, peor aún, no se nos permite vivir una vida alternativa, y es justo ahí donde habito yo, en el lado alterno del rincón oscuro de tu vida, espacio liberado para encuentros desprovistos de miedos y prejuicios y tú, tan exacto como siempre, no escapas del deber, te apegas a la costumbre y le darás al mundo ni más ni menos que aquello que esperan de ti, mientras yo de rodillas con los brazos rotos y el alma hecha polvo te veré partir…
Hoy te casas, con descaro me pides una historia más, con decoro acepto la cancelación de temporada, hay nuevo elenco, me cuentas, una protagonista fenomenal, que te has enamorado de verdad y ahora sí harás tu vida. Pero la verdad mi amigo no harás tu vida, ¡que va! harás una clásica vida como la que se espera, con casita de chocolate, perritos y  lucecitas de navidad en el techo, para que el brillo opaque la liberada verdad de tu oscuridad.

Se rompe la fantasía, y con ella caduca todo rastro de entendimiento y lucidez en mi, en el silencio de esta soledad que hoy dejas no puedo hacer otra cosa más que llorar amargamente, no por ti, ni por mi, sino por los dos, por los momentos, por las promesas, por las mentiras y por esta realidad que me aterriza de golpe al cruel balde donde desechábamos las historias que ya no nos divertían.
Aquí estoy, formal, vestido de punta en blanco y teñido por dentro de gris, con la sonrisa presta y el corazón destrozado, agonizando en este amor, pulsando menos, pero pulsando y en esta carta y con dolor acepto el punto y final de esta historia.

Juan Carlos Viera
  

Carta postulada al concurso Cartas de amor de Mont Blanc.
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martes, 6 de mayo de 2014

GAYNESIS






Siendo yo un joven de 20 años, perfectamente inexperto, ansioso y exesivamente mental como siempre lo he sido, al sentir cierta atracción por los chicos, decidí comenzar mi respectivo proceso de investigación a cerca de lo que me pasaba, era el inicio de la era del internet, todo era excitante y nuevo debido al auge de la tecnología. Una compañera de estudios, comenzo a contarme sobre una pagina de internet donde se podía hablar con muchas personas a la vez, recuerdo su tono escandaloso : ¡Juan! ¿Que no lo ves? ¡Esto es vanguardismo puro! Entras, te conectas con muchas perosnas de todos lados del mundo, imagínate el avance que significa globalizar la comunicación de este modo, es mas chico, hay una sala donde los gays se conocen y hasta se enamoran, tu me dirás si esto no es avance nada podrá serlo… trate de no mostrar gran interés ni asombro, pero era inevitable, el corazón me latía con tal fuerza que estaba seguro que ella podía escucharlo, tenía unas enormes ganas de salir corriendo a buscar la fulana página que me llevaría al vanguardista encuentro del amor. 

Tras un par de días de incursionar en la red, hago contacto con un hombre cuyo nick “dotado69” dejaba claramente la intensión de su precensia en este espacio, con cautela abro la ventana para entablar conversación con el palomuo en cuestión, y para mi sorpresa me encuentro en una agradable charla, con un hombre sensible, que tras dos cortas horas me invita a un encuentro real, a tomar un café…

Al siguiente sábado a media mañana, me encontraba yo puntualísimo como nunca, con una ráfaga de nervios descontrolados y el alma pendiendo de un hilo en aquel café de altamira, había llegado 20 minutos antes, sin noción sobre si el fulano llegría, peor aun sin la más remota idea de quien era esta persona con la que me encontraría, solo tenía una descripcion grabada en la mente, la cual repetia en voz alta para no olvidar: alto, moreno, delgao, jeans y una franela azul.

Justo cuando ya no podía más y mi estómago me obligaba a pedir la cuenta para salir corriendo de ahí, a la orila de mi mesa se acerca un hermoso espécimen de un poco mas de 180 de humanidad, envuelto en perfume de diseñador, delicadamente peinado, con un rostro de revista y una dentadura de muerte lenta… con movimiento desenvuelto y confiado, hala la silla para sentarse mientras se dirigme a mi diciendo: Eres Juan Carlos ¿cierto? Mucho gusto, me llamo Sergio. Que bueno que viniste, no terminaba yo de decir palabra alguna cuando el típazo este había pedido un café el cual acompaño con una porción de dulces secos, y como si me conociera de toda la vida, comenzo el parloteo.

Pasaron 5 horas sin que me diera cuenta del tiempo, estaba totalmente embriagado con esta compañía, el sol matizado con una brisa suave me dotaba de una suerte de serenidad que rara vez experimentaba mi inquieto ser, anunciando ya la despedida, y asesinando la agradable experiencia que venia manteniendo a su lado, con voz severa mirándome a los ojos dijo: El ambiente es una gran olla de mierda, y algunas personas como yo, intentan salir de ella, se paran en el borde a esperar que otro salga para acompañarlos, pero todos están tan embarrados que no pueden tocarse, entonces terminan cansándose, y se lanzan de nuevo al mierdero.


Yo, que estaba montado en una nube de algodón dulce, no entendía con claridad si este discurso, era para espantarme porque no le había gustado, porque estaba resentido y odiaba al mundo, o porque definitivamente había fingido todo lo adorable que podia ser, solo para despues concluir con un cierre al más puro estilo de un thriller. Lo cierto fue que confuso decidí no emitir palabra al respecto, y en medio de mi silencio, transformandose en un irresistible seductor, rompe el vacío diciéndome, mi carro esta estacionado a una cuadra, vamos para que me des una mamada…

Lamento decepcionar a las mentes morbosas, pero ante tal situación y muy en mi contra, decline la oferta y me fui a caminar.

La gran mayoría de las veces, encuentro actitudes tan o más autodestructivas que estas, y la inveitable queja no nos deja ver con claridad donde se encuentra la falla, creo que todos somos un gran engranaje, unos tienen lo que otros necesitan y así van funcionando las cosas, pero para poder hallar el error, y mejorar las relaciones, sería bueno revisar eso que se nos enseño y con lo que venimos cargando por tantos años.

Juan Carlos Viera