viernes, 19 de diciembre de 2014

#Bocadillo


miércoles, 3 de diciembre de 2014

Dulces ganas



Esa noche, entre risas y bromas, llegamos a ese pequeño callejón extraviado en la ciudad. Un halo de luz dorada yacía cómplice del beso y de mis manos que recorrieron su sólido cuerpo bañado de dulces ganas. Yo sublime apasionado, sórdido arriesgado; Sostuve su miembro con mis labios, profiriendo amor, ingerí con cada succión lo más dulce de su esencia. Lo más puro de su ser…

 Juan Carlos Viera.



Microrelato participante en concurso literario.

domingo, 12 de octubre de 2014


creencias


Indagando un poco en el tema de las relaciones, me encuentro con un pensamiento constante, transformado en creencia; Que ha pasado a cobrar tanta fuerza que ha llegado a convertirse en una “Falsa verdad” y que reza lo siguiente: LOS HOMBRES GAYS NO SIRVEN. Así es; tengo la creencia de que los hombres gays no sirven. Y esto va aderezado con los siguientes complementos:

Todos los hombres gays, solo buscan sexo.
No hay un solo hombre gay dispuesto a amar.
Todos los hombres gays son infieles.
Todos los hombres gays son unos discapacitados emocionales.
Y pare usted de contar…. ¿Fuerte la cosa no?

Con actitud explorativa escudriño un poco más en los ¿Cómo? y los ¿Por qué tengo esa creencia?; ¿De dónde vienen? ¿A dónde me llevan? Para finalmente caer abismado con las respuestas que poco a poco voy encontrando.

Todo comenzó en un encuentro acaecido cuando tenía escasos 21 años y comencé a relacionarme románticamente con hombres. Un buen día; Tuve el impulso de contactar personas con las mismas inquietudes que yo, y echando mano de la tecnología conocí a un chico… Era unos años mayor; Alto, de buena figura, bastante atractivo la verdad; Pero emocionalmente enfermo. Este personaje vivía consumido en frustraciones y tristezas (cosa que solo pude ver con el paso del tiempo) quien a escasos 5 minutos de conversación me revela “la verdad del ambiente”: El ambiente es una gran olla de mierda hirviendo, en la que están todos los maricos nadando; de vez en cuando alguno que otro sale Y se para en el borde, aguardando a que alguien más lo acompañe; Pero se cansa de esperar y se vuelve a lanzar en el mierdero.

He de confesar que de entrada me pareció rudo y exagerado pensar de ese modo; Pero para mí mala suerte, algunas experiencias posteriores reforzaron esta idea en mí, dejándome a la deriva entre lo que quiero y lo que creo de eso que quiero.

Todo esto me mantuvo por años saltando de una relación frustrada a otra; Pendulaba entre la autenticidad de los sentimientos que surgían en mí, y la predisposición a que cualquier persona con la que me involucrara era esencialmente mala, y que de un momento a otro no haría otra cosa más que lastimarme. Por lo tanto, no podía permitirme hipotecar mis sentimientos en alguien en el que jamás podría confiar; Y que inevitablemente terminaría la relación, porque definitivamente nadie puede estar con alguien que no confía, que no se entrega, que no cree más que en los aspectos negativos de las personas.

Considerando que las relaciones son la base de todo; Ya que en el encuentro con el otro es donde se manifiesta nuestro ser. Es inevitable toparse un día con una encrucijada entre nuestras necesidades emocionales y lo que creemos de las relaciones románticas. Es ahí donde nuestras creencias toman parte protagónica de nuestra historia personal; Influyendo inconscientemente en nuestras acciones  a cada paso que damos. Si nuestras ideas están viciadas con creencias que nos alejan de una experiencia sana, no solo damos un golpe a la estima, sino que también producimos es una suerte de asesinato emocional. Todo esto da como infame resultado una sumatoria de malas y dolorosas experiencias, que nos van secando, manteniéndonos cada vez más serrado al placer y bienestar.
No pretendo negar que algunas personas tienen un comportamiento autodestructivo, pero hoy por hoy no creo que sea esta la verdad única que sostiene al mundo, me parece más bien que es un momento de oscuridad por el cual todos atravesamos, y que al fin de cuentas somos más que eso… Todos tenemos un poco de luz y oscuridad, de odio y amor, de alegría y resentimiento, de pureza y toxicidad. Y esto es lo que nos hace HUMANOS.

Miles de personas son cautivas de ideas y pensamientos poco saludables de nuestras formas de relacionarnos, pero hay mucho de NO CIERTO en nuestras creencias; Sería prudente cuidar nuestras fantasías, pues nada es absoluto. Nuestras vidas constan de una fuerte carga de relatividad; Por lo tanto, más que generar falsas verdades como un mecanismo de defensa, Cuidarnos y atendernos sería lo más adecuado.

Nuestro mundo interno es tan sutil y delicado que un paso en falso podría desviarnos del camino a la felicidad, mas estamos destinados a dar muchos pasos… Y en ese tránsito, no estamos exentos de encontrarnos con personas que de alguna manera están llenos de infinitos pensamientos y acciones negativas; Está en nuestras manos romper con los patrones que nos limita y nos minimiza en las sombras.

Mantenernos alegres, motivados, fieles a nuestro sentir; Para procurar una experiencia de vida emocional y psicológicamente más sana, solo depende de cada uno de nosotros; De nuestra madurez y de la capacidad que tengamos para entender, perdonar y continuar.

Si conquistamos nuestros miedos, miramos la vida con una actitud más abierta a la experiencia; Si aceptamos que todo aquello que sucede tiene el fin único de otorgarnos sabiduría y aprendizaje, y que en el contacto con el otro podemos recrear lo más valioso de nosotros mismos, la verdad siempre se nos será revelada. Y en feliz consecuencia, tendremos una existencia más plena.

Juan Carlos Viera.

viernes, 19 de septiembre de 2014

El SUICIDIO




He de morir, no porque una infeliz consecuencia de la vida lo decida por mí. Sino porque poderoso me convertiré en la muerte misma, y me entregaré al abismo…
Juan Carlos Viera.


Uno de las constantes en los homosexuales es el suicidio, para ser bien honesto esta es una idea que ronda mi mente con cierta frecuencia, con la salvedad de que me he propuesto vivir con más intensidad, para así conquistar este fantasma que me seduce. Con el paso del tiempo he comenzado a buscar información sobre casos de suicidio, y me sorprendo ante la estadística que reza: que la edad promedio de homosexuales suicidas está comprendida entre los 16 y 25 años.

Sé por experiencia propia, que uno de los principales motivos por los que un gay se suicida, es el brutal ataque de la homofobia, y la vida en la heteronormativa, que no te permite tener estructura, donde no solo sean validados tus derechos, sino que seas reconocido ante la seguridad social del país; Sumado a la constante agresión y burla por parte de las personas en todos los espacios de interacción social, donde hasta la televisión usa la homosexualidad a modo de burla en sus programas cómicos, (que para mí de gracioso no tiene nada) pues eso es un tipo de agresión a los seres humanos, cuya forma de amar es tomada como una mofa. Degradándonos a la carcajada ignorante de los demás.

 Particularmente, con el paso del tiempo, he sentido que estoy desamparado frente una oleada agresiva y discriminatoria, ante la que tengo que enfrentarme día a día. Y la única forma que encuentro de sobreponerme a esto, es buscar ideas que me den paz, y construirme un sub país, donde logro rodearme de otras personas, con mente un poco más abierta y un nivel adecuado de respeto, con los que pueda convivir. Pero lamentablemente, no todos pueden hacerlo, hay situaciones denigrantes, que reducen al gay actual a la nada.
Encontramos también, las constantes manifestaciones por parte de las distintas religiones donde proponen al homosexual como un ser abominable ante los ojos de Dios, alejándolo así de la luz espiritual. Esto es promovido, o mejor dicho vociferado por la boca de “líderes espirituales” que desde un excesivo ego,  pretenden saber quién es Dios, que quiere y que detesta de su propia creación. Ideas estas, que definen al homosexual, como una aberración y una vergüenza, lo cual no lleva más que a la depresión y el desespero que desencadena en la necesidad de morir.

Venezuela y sus leyes, se hace la vista gorda ante el proyecto de ley matrimonio igualitario, que revindicaría socialmente al homosexual, mientras que en nuestro día a día, seguimos siendo víctimas de constantes abusos y atropellos por parte de miembros de la sociedad (civiles y cuerpos policiales) que maltratan, agreden y extorsionan a miembros de la comunidad GLBTIQ. Y observamos abismados el incremento de crímenes de odio, y de suicidios.

Marico, parcha, pato, mariposa, puta, cachapera, camionera, la lesbiana esa, machorra, entre muchos otros, conforman la gran gama de insultos que nos proporcionan a cada paso, alimentando el odio contra un ser humano que pertenece a tu tierra, a tu propia raza. Acción que invoca a la posibilidad de muerte prematura.

Sé que muchos homosexuales, pasean por la posibilidad de terminar con su vida en un momento determinado. Cada vez son más los casos y más organizados. Si alguien quiere abordar el tema ante una mente suicida, debe comenzar por despojarse de clichés tales como: El suicidio es un acto de cobardía y todas las bobadas que dicen al respecto; Porque para quitarse la vida ¡hay que tener las bolas bien puestas! Y detrás de esta idea hay un sufrimiento constante, una sensación perenne de “no encajar” y una visión aterradora de la vida en las condiciones que se nos ofrece. Es una lucha que se tiene con cada instante de la respiración. Ante esto, sería mejor abordar el dolor, la soledad, el maltrato, la existencia, desde el acompañamiento, y no desde el prejuicio…

Que alguien se suicide no es un hecho aislado como siempre han querido mostrarlo, tampoco es un evento que deba pasar debajo de la mesa. El suicidio; Es una consecuencia de la pobreza educativa de una sociedad, del fracaso de un sistema político, de una influencia demoniaca por parte de la religión, y una terrible consecuencia del abuso y mal trato de muchos, que pasando por encima de los principios de respeto e igualdad de condiciones, agregan cuerpos sin vida, a una interminable lista de errores de la humanidad.



viernes, 5 de septiembre de 2014

Tecno relaciones.



Una de las principales características de las personas de ambiente es el uso de la tecnología como plataforma de contacto con otras personas. Lo cual según mi experiencia propia es un fenómeno maravilloso, porque combina una data inmensa de individuos de distintas culturas, razas, creencias, edades. Con la inmediatez del contacto en un dispositivo móvil. Que además tienen un único fin en común, el encuentro humano…
Esto bien manejado puede resultar muy potente, y terminar convirtiéndose en una experiencia muy nutritiva e interesante. Pero como buenos humanos al fin, tenemos unos cuantos lastres emocionales que terminamos convirtiendo en atajos para evitar el contacto emocional; porque esto nos convertiría en seres vulnerables, haciéndonos unos sensibles incontrolables…

Noto con especial interés como nacen nuevas terminologías derivadas esta forma de contacto: Cyber amigo, amante 2.0. Habitantes tecnológicos, stalkers, troles, etc. Y esto va haciendo que el encuentro sea cada vez más impersonal. Haciendo uso de la teoría de la relatividad y siendo un poco abogado del diablo, he de confesar que considero que esto tiene un aspecto positivo, ha hecho que las personas mantengan una relación más estrecha con su mundo interno, y desarrollan una especie de existencia intrapersonal en el cyber espacio. Creando fenómenos en cuestiones de segundos.

Ahora bien, lo que realmente cuestiono de todo esto, es como la tecnología, siendo una herramienta tan poderosa ha logrado hacer que el individuo lejos de potenciarse a través de ella, tenga la auto destructiva tendencia a congelar las relaciones con sus símiles. Más concretamente entre miembros de la comunidad GLBT. Encuentro una enorme oleada de personas sedientas del ansiado encuentro humano, pero que caen en una suerte de impase 2.0. Donde lejos de sacar provecho para obtener un mejor resultado en sus distintas búsquedas, terminan simplemente dejándose llevar por una tendencia que sabrá la fibra óptica de donde salió.

Reiterados mensajes en las redes sociales que rezan cosas como: - No colecciono contactos.  - Sin fotos del cuerpo no respondo.
Sin hablar de los incongruentes: Busco amigos. Abstenerse pasivas, locas, gordos, negros y viejos…

Todo esto, muy a mi parecer es un vulgar desfile de discriminación. Protagonizada por el mismo combo de personas que mantienen la titánica labor de defender sus derechos y hacerse respetar. Harina esta de otro costal que ya abordare en su momento.
Por otra parte, surge el cyber amor. Paradójicamente, en el vano intento de preservar nuestras emociones, estas terminan mezclándose y haciéndose de las suyas en cuanta acción humana emprendamos. Nadie esta exento de esto. Claro es lo más natural. Considerando que las emociones son el indicativo de vida en cada persona. Donde coloquemos los genitales, estarán las emociones. (Por no ser soez y terminar colocando el corazón donde no estoy seguro que pueda estar). Abriendo la posibilidad de que nazca el enamoramiento, y en consecuencia el amor.

Extrañamente creo que esto puede ocurrir. Pero, particularmente considero, que para que surja el amor debe existir un vínculo, para que exista ese vínculo debe haber roce. Y no creo que con un aparato de por medio, suceda tal cosa. Sin embargo, a través de la  tecnología, la persona construye una proyección, y la coloca en el mundo virtual, siendo algo tan sublime y hermoso que sería imposible no enamorarse de eso. Pero no logra identificar que, de lo que se está enamorando es de sí mismo.


Otro fenómeno creciente es el envío masivo de fotos de partes interesantísimas del cuerpo, y el protagónico video porno casero que se cuelga en las distintas webs destinadas a la exhibición de este material, y que los usuarios no dudan en exponer. Como una especie de compartir íntimo, que sexualiza el contacto, en un intento de humanizar la relación virtual. Donde las personas se muestran tal y como son, con todas sus consecuencias. Y en este punto me detengo y pregunto: ¿Tal y como son? No creo que esto sea solo lo que las personas son, considero que es una parte recreativa de sí. Pero levantaría una alarma e invitaría a que todos nos preguntemos, si esta manera de manejar la tecnología, en las redes sociales y los apps. No es más que un nuevo gueto que hemos creado, para que los homosexuales sigamos manteniéndonos aislados no solo del mundo externo, sino también de nosotros mismos.


Juan Carlos Viera.

jueves, 22 de mayo de 2014

Mi primera vez





Hacía cuatro meses de comenzar el año 2002, no sucedía gran cosa en mi vida, me encontraba sumergido en el trabajo y las clases de la universidad, ahora que lo pienso creo que realizaba muchas cosas a la vez como una manera de mantener bajo control el mono de circo que habita mi mente, trabajaba por las noches en una línea de entretenimiento sano para dultos -nombre que le daban al servicio atención telefonica al morbo y la pervensión de individuos solos, abandonados, parafílicos y retorcidos del país-, en la mañana dedicaba 5 horas academicas a estudiar diseño gráfico, en las tardes asistía a clases de ingles y volvía en las noches a mi clandestina labor de entretener a los adultos con mi engolada voz, dormía en casa una noche si una no, y en los autobuses y metro, mientras me trasladaba de un sitio a otro. 

Comunmente llevaba conmigo una loncherita azul llena de comida. frutas y golocinas, exepto los viernes que me dedicaba a recorrer algunos restaurantes del este de la ciudad, probando los platos del día, como una forma de premiarme a mi mismo por echarle tantas ganas a hacer tantas cosas. Fue un viernes de esos, cuando parado en el semaforo de la tercera avenida de los palos grandes, tratando de decidir sobre cual restaurante visitaría esta vez, lo vi venir a mi, una hermosa e impecable piel blanca recubría aquel hombre de altura excepcional, calva pulida y un par de ojos verdes enmarcados en una franca sonrrisa, jamas se borrara de mi memoria como paso a paso casi en camara lenta, se acercaba cada vez más, mientras una extraña sensación me embargaba, me sudaban las manos, mis rodillas se aflojaron abandonandome a un blanco total de mi mente, sufría una especie inmobilidad, hasta que un repentino hola ¿como estas? Me sacudio subitamente. 

Tal seria mi confusión, yo una simple huella de carbono, tirada en este rincón de la vía lactea, blnaqueado y paralizado en esa esquina, alucinando en la contemplación de esta exotica criatura que llega y me saluda con tal familiaridad, ¿como es eso de hola como estas? ¿De donde me conoce? Con dificultad esboce un escueto ¡epale! A modo de saludo, mientras tomaba su mano por mera formalidad, pero perdido en los gaveteros de mi mente, intentando reconocer quien era este personaje.

¿Qué haces por aquí? Me preguntó a quema ropa, Aumentando mi confusión. ¡Listo no podía mas! la presión en mi pecho amenazaba con asfixiarme, disculpa que vergüenza, ¿de donde nos conocemos? no te recuerdo. A lo cual con ligereza contestó, no nos conocemos, pero podemos intentarlo. ¡Madre santa! El terror se apoderó de mi, seguro este tipo quiere aplicarme un paquete chileno, no me conoce y se me acerca así, esto me huele a estafa, aunque no se que me van a estafar a mi, un pobre mortal que trabajaba para pagar las cuentas y tirarmelas de fresa los viernes al medio día en los restaurantes de la zona, ademas no contaba con más que un tiket de metro y un par de billetes para pagar el almuerzo.

Por cierto me llamo Luis, ¿cual me dijiste que era tu nombre?  juan carlos, coneteste y no te lo había dicho, -añadí soltando un poco de veneno a modo de sobrevivencia-, pero exitado con la posibilidad de hacerme amigo de un hombre tan atractivo. He de confesar que yo no sabía nada de relaciones entre hombres, para mi los tipos no eran más que amigotes con los que jugaba pool, tomaba cerveza y echaba cuentos, no entendía que para relacionrse no existe más protocolo que ser educado y respetuoso, pero que lo que ocurre entre dos personas es un fenomeno aislado de la norma social.
Decidí confiar, al final se trata de usar el instinto, y el mío me decía que todo estaba bien, que no corría peligro y me aventure a aceptar su compañía, fuimos al restaurante más cercano, tras un almuerzo ligero, digo yo ligero pues realmente no logro recordar que fue lo que comimos, la charla con Luis había embargdo todo vestigio de conscienca en mi, haciendome olvidar lo que tenia que hacer durante el resto del día. Facilmente podría decir que fue la tarde más interesante que había tenido en mi vida hasta ese momento, luego de una larguisima charla llena de risas y emociones, tras intercambiar datos básicos de concato (telefono, e-mail, y la dirección directo a la perdición) con la frase hasta pronto… te llamo para que salgamos de nuevo, (cosa a lo cual no me pretendía negar) nos despedimos quedando con ganas de más...

Me fuí directo a trabajar, esa noche fue la más inquietante de mis noches, sentado en el cubículo, sin poder concentrarme, solo recordaba cada palabra de luis, cada extraño halago durante el almuerzo y en mi cabeza la pregunta de las cien mil lochas ¿será que este tipo es gay? no parecía, ¡tenía pinta de macho! He de confesar que para este momento yo era catedraticamaente gay, sabía que esa era mi orientación sexual porque lo había leído en millones de textos, y porque cada vez que veía un hombre atractivo (que además en esta ciudad sobran) algo dentro de mi bragueta se movía, y me ponía como contento.

Pasaron al menos unos cinco espantosos días llenos de ansias por ver al hombre motivo de mi desbordante erortismo, donde por lo menos quince veces me había masturabado pensando en como sería besarle, en mi fantasía lo imaginaba besandolo nada más – bastante naif y romantico pensamiento-, pero hasta entonces la idea de tocar otro organo reproductivo masculino que no fuese el mio, me era un tanto repungante, solo quería besarle hasta eyacular ¡y nada que aparecía el muy imbecil! él que no me llamaba y yo que ni a palazos me atrevía a llamarlo, en un intentno de ganar algo de paz mental y recuperar mi autonomía psicológica, comencé a hacerme la idea de que eso había llegado hasta ahí, que no pasaría de ser una anécdota más, justo cuando ya me había convencido de que esa historia pertenecía al pasado, ¡zas! Recibo una llamada al celular, veo el nombre de pantalla, Luis Palos Grandes (como muchos, siempre ponía en mi base de datos, una palabra que me recordara de forma directa de quien se trataba) tratando de recuperar la calma y no gritar como loco, comence a dar brinquitos y tomando una respiración profunda engolando la voz, tratando de que no se me notara nada, atiendo con un desinterado, ¿Sí buen día?

-Hola Juan es Luis, el chamo de los palos grandes ¿recuerdas?
-Yo todo hecho el loco, ¿Luis? Ummm Luis, ¿cual Luis? Recuerdame por favor… ¡nunca había sido tan falso en mi vida! claro que sabía de quien se trataba, estaba esperando esa llamada desde el momento que naci ¡por Dios! - Ah claro Luis, el pana con el que almorce el viernes pasado.
- Te llamaba para ver si te animabas a tomar algo esta tarde.
-Aun metido en personaje le coneste, podria ser, ¿que propones?
Te espero a las 5pm en Plaza Altamira y ahí decidimos a donde vamos ¿te parece?
-Me parece, ahí nos vemos, te dejo, tengo que colgar esta entrando otra llamada.
-Vale juan te espero.

¡Coñoooooooooooo me llamó! Grité con fuerza liberando por fín la emoción quincieañera que despertaba en mi esta vaina. Acto seguido corrí a la peluqeria me corte el cabello, me hizo la minucura la pedicura y la maricura, tenía que estar optimo de pies a cabeza, compre una camisa nueva (la ocación lo ameritaba) y como un clavel a las 5pm estaba ahí paradote en la plaza, ¡tan contento que opacaba! practicando un saludo que no delatara la epica gana que tenía de tirarmele encima y clavarle un beso con lengua, con agarrón de nalga y recoston de toton.

5:05 pm. Lo ví venir, comenzaba a morir lentamente, ¿que tenía este tipo que cuando caminana se me iban los tiempos? ¡Matame Dios mío me llego en traje formal¡ extendió su mano hacia mi, al tomarla haló con suavidad de ella para acercarme a su cuerpo y darme un abrazo, una indiscreta erección involuntaria me delataba y es que ni un hola de los quinientos que habia practicado pude decir. Estaba jodido, este hombre me ponía mal…

Caminamos al café mas cercano de la zona, conversamos un par de horas, mientras más hablaba el, más me convencia yo de que necesitaba con urgencia saber si esto me lo estaba montando yo solo o si a el le pasaba lo mismo.

Se encontraba a la mitad del cuento de su ultimo viaje a España, cuando asi sin más le suelto la perla
–Mira pana, ¿Que es lo tuyo conmigo?
-Sorpendido se recuesta de la silla y como pudo respondió: Bueno pana lo mío contigo es todo.
-Hablame claro Luis, insistí, -despues de tanta guerra interna, que sí que no que caiga un chaparron, ¡necesitaba salir de eso ya!-
-Bueno, yo soy gay, es decir, me gustan los hombres y bueno…
-Quiero besarte Luis
-Bien, vamos a mi casa, yo vivo solo y ahí no tendremos problema alguno.

¿Que demonios estaba haciendo? Me preguntaba a mi mismo, mientras a paso temboloroso caminaba casi detrás de Luis como si no quisiera que alguien se diera cuenta que ibamos juntos, -que porquería que tengas que esconderte para darle un beso al hombre del que estas enamorado- ¿Enamorado? ¿En serio estaba pensando eso? ¡Pero si lo acabo de concoer! 

Subimos al apartamento, al abrir la puerta se veía una calida luz dorada que se colaba por las hendiduras de la persiana de la sala, detrás de mi Luis cerro la puerta, me tomó por el hombro, pegandome contra la pared y con un suave movimiento, tomo mi rostro entre sus suvaes manos, acercando su boca a la mía, con un tierno y apasionado beso derritio todas mis dudas y temores, llenandome de la certeza del inmenso amor que sentía en ese momento por este hombre, no recuerdo como nos despojamos de la ropa, no podría describirlo, solo se que fuimos quitando de en medio todo lo que pudiera estorbar a este encuentro, hasta quedar totalmente desnudos, la piel fue solo la excusa que nos servia de puente a la conexión que teniamos desde el primer momento en que nos vimos, donde la penetración del cuerpo no fue más que un conector para sentir que valía la pena estar ahí presentes con todas nuestras circunstancias. Era la primera vez que me sucedía algo tan sublime, nunca me imagine que poseer y ser poseído por un hombre, podía lograr hacerme morir con cada gemido, para renacer en el suspiro de un orgasmo…

Juan Carlos Viera.

jueves, 15 de mayo de 2014


viernes, 9 de mayo de 2014

El punto y final de esta historia.







Querido amigo, No sé por dónde empezar, ni me imagino como lo vas a tomar, pero ante mi terrible condición humana y la inevitable labor de morir algún día, he de confesar que te amo.
Seguramente a este punto de palabras ya te encontraras espantado, sé que no es normal que un hombre le diga esto a otro, pero en mi caso es ineludiblemente natural, y ahora que lo pienso, lo supe desde principio, esa cansada noche de mayo, cuando un enorme vacío en mi pecho me llevó a solas al concierto aquel, buscando un motivo que me diera una bocanada de aliento para poder continuar. Inundado en tedio y aplastado a pisotones por la eufórica multitud, volví la mirada y estabas tu, con tanta vida que daba envidia, mientras te observaba me decía, ¿cómo puede alguien verse así y no ser pecado? De repente, con una rápida mirada me atravesaste en la distancia, como si te perteneciera, como si ya sabías quien era, con una familiaridad abrumadora te acercaste a mi, invitándome a tu grupo de amigos, con el aliento robado acepte sin saber con claridad lo que pasaba, me deje llevar sin más, y sin darme cuenta termine en esto que siento hoy por ti.

Y fue así como comenzó todo, poco a poco me sume salidas, intensas noches de derrumbe en tu sofá, compañías de cine, y la inevitable intimidad que proporcionan los tragos, o como ese día que te vi llorar por primera vez, y que no dude en abrazarte de consuelo, para que sintieras que no estabas solo, para sentirnos que no estábamos solos. 

Desde entonces y sin decirlo, una fuerte sensación de afecto se fue apoderando de mi, invencible podía hacer cosas que jamás me sospechaba capaz, tú y tu presencia me alimentaban el alma, llenándome de color la existencia, pulsando cada latido a punta de choques de manos, abrazos a cadera separadas, llamadas telefónicas, anécdotas de chicas, algunas amadas otras desechadas, y muchas otras de simple aventura, que con cada relato me colocaban en la fantasía literaria donde tú y yo protagonizamos historias, ensayos, novelas, leyendas helénicas desbordadas de fuerza copadas de guerras de amor, si de amor,  como este que te confieso.

Pero el inevitable paso del tiempo nos obliga a darle ese falso sentido que la vida “tiene que tener”. No se nos dijo que también se podía vivir de forma alternativa, peor aún, no se nos permite vivir una vida alternativa, y es justo ahí donde habito yo, en el lado alterno del rincón oscuro de tu vida, espacio liberado para encuentros desprovistos de miedos y prejuicios y tú, tan exacto como siempre, no escapas del deber, te apegas a la costumbre y le darás al mundo ni más ni menos que aquello que esperan de ti, mientras yo de rodillas con los brazos rotos y el alma hecha polvo te veré partir…
Hoy te casas, con descaro me pides una historia más, con decoro acepto la cancelación de temporada, hay nuevo elenco, me cuentas, una protagonista fenomenal, que te has enamorado de verdad y ahora sí harás tu vida. Pero la verdad mi amigo no harás tu vida, ¡que va! harás una clásica vida como la que se espera, con casita de chocolate, perritos y  lucecitas de navidad en el techo, para que el brillo opaque la liberada verdad de tu oscuridad.

Se rompe la fantasía, y con ella caduca todo rastro de entendimiento y lucidez en mi, en el silencio de esta soledad que hoy dejas no puedo hacer otra cosa más que llorar amargamente, no por ti, ni por mi, sino por los dos, por los momentos, por las promesas, por las mentiras y por esta realidad que me aterriza de golpe al cruel balde donde desechábamos las historias que ya no nos divertían.
Aquí estoy, formal, vestido de punta en blanco y teñido por dentro de gris, con la sonrisa presta y el corazón destrozado, agonizando en este amor, pulsando menos, pero pulsando y en esta carta y con dolor acepto el punto y final de esta historia.

Juan Carlos Viera
  

Carta postulada al concurso Cartas de amor de Mont Blanc.
VOTA AQUI

martes, 6 de mayo de 2014

GAYNESIS






Siendo yo un joven de 20 años, perfectamente inexperto, ansioso y exesivamente mental como siempre lo he sido, al sentir cierta atracción por los chicos, decidí comenzar mi respectivo proceso de investigación a cerca de lo que me pasaba, era el inicio de la era del internet, todo era excitante y nuevo debido al auge de la tecnología. Una compañera de estudios, comenzo a contarme sobre una pagina de internet donde se podía hablar con muchas personas a la vez, recuerdo su tono escandaloso : ¡Juan! ¿Que no lo ves? ¡Esto es vanguardismo puro! Entras, te conectas con muchas perosnas de todos lados del mundo, imagínate el avance que significa globalizar la comunicación de este modo, es mas chico, hay una sala donde los gays se conocen y hasta se enamoran, tu me dirás si esto no es avance nada podrá serlo… trate de no mostrar gran interés ni asombro, pero era inevitable, el corazón me latía con tal fuerza que estaba seguro que ella podía escucharlo, tenía unas enormes ganas de salir corriendo a buscar la fulana página que me llevaría al vanguardista encuentro del amor. 

Tras un par de días de incursionar en la red, hago contacto con un hombre cuyo nick “dotado69” dejaba claramente la intensión de su precensia en este espacio, con cautela abro la ventana para entablar conversación con el palomuo en cuestión, y para mi sorpresa me encuentro en una agradable charla, con un hombre sensible, que tras dos cortas horas me invita a un encuentro real, a tomar un café…

Al siguiente sábado a media mañana, me encontraba yo puntualísimo como nunca, con una ráfaga de nervios descontrolados y el alma pendiendo de un hilo en aquel café de altamira, había llegado 20 minutos antes, sin noción sobre si el fulano llegría, peor aun sin la más remota idea de quien era esta persona con la que me encontraría, solo tenía una descripcion grabada en la mente, la cual repetia en voz alta para no olvidar: alto, moreno, delgao, jeans y una franela azul.

Justo cuando ya no podía más y mi estómago me obligaba a pedir la cuenta para salir corriendo de ahí, a la orila de mi mesa se acerca un hermoso espécimen de un poco mas de 180 de humanidad, envuelto en perfume de diseñador, delicadamente peinado, con un rostro de revista y una dentadura de muerte lenta… con movimiento desenvuelto y confiado, hala la silla para sentarse mientras se dirigme a mi diciendo: Eres Juan Carlos ¿cierto? Mucho gusto, me llamo Sergio. Que bueno que viniste, no terminaba yo de decir palabra alguna cuando el típazo este había pedido un café el cual acompaño con una porción de dulces secos, y como si me conociera de toda la vida, comenzo el parloteo.

Pasaron 5 horas sin que me diera cuenta del tiempo, estaba totalmente embriagado con esta compañía, el sol matizado con una brisa suave me dotaba de una suerte de serenidad que rara vez experimentaba mi inquieto ser, anunciando ya la despedida, y asesinando la agradable experiencia que venia manteniendo a su lado, con voz severa mirándome a los ojos dijo: El ambiente es una gran olla de mierda, y algunas personas como yo, intentan salir de ella, se paran en el borde a esperar que otro salga para acompañarlos, pero todos están tan embarrados que no pueden tocarse, entonces terminan cansándose, y se lanzan de nuevo al mierdero.


Yo, que estaba montado en una nube de algodón dulce, no entendía con claridad si este discurso, era para espantarme porque no le había gustado, porque estaba resentido y odiaba al mundo, o porque definitivamente había fingido todo lo adorable que podia ser, solo para despues concluir con un cierre al más puro estilo de un thriller. Lo cierto fue que confuso decidí no emitir palabra al respecto, y en medio de mi silencio, transformandose en un irresistible seductor, rompe el vacío diciéndome, mi carro esta estacionado a una cuadra, vamos para que me des una mamada…

Lamento decepcionar a las mentes morbosas, pero ante tal situación y muy en mi contra, decline la oferta y me fui a caminar.

La gran mayoría de las veces, encuentro actitudes tan o más autodestructivas que estas, y la inveitable queja no nos deja ver con claridad donde se encuentra la falla, creo que todos somos un gran engranaje, unos tienen lo que otros necesitan y así van funcionando las cosas, pero para poder hallar el error, y mejorar las relaciones, sería bueno revisar eso que se nos enseño y con lo que venimos cargando por tantos años.

Juan Carlos Viera