Una
de las principales características de las personas de ambiente es el uso de la
tecnología como plataforma de contacto con otras personas. Lo cual según mi
experiencia propia es un fenómeno maravilloso, porque combina una data inmensa
de individuos de distintas culturas, razas, creencias, edades. Con la
inmediatez del contacto en un dispositivo móvil. Que además tienen un único fin
en común, el encuentro humano…
Esto
bien manejado puede resultar muy potente, y terminar convirtiéndose en una
experiencia muy nutritiva e interesante. Pero como buenos humanos al fin,
tenemos unos cuantos lastres emocionales que terminamos convirtiendo en atajos
para evitar el contacto emocional; porque esto nos convertiría en seres
vulnerables, haciéndonos unos sensibles incontrolables…
Noto
con especial interés como nacen nuevas terminologías derivadas esta forma de contacto:
Cyber amigo, amante 2.0. Habitantes tecnológicos, stalkers, troles, etc. Y esto
va haciendo que el encuentro sea cada vez más impersonal. Haciendo uso de la teoría
de la relatividad y siendo un poco abogado del diablo, he de confesar que
considero que esto tiene un aspecto positivo, ha hecho que las personas
mantengan una relación más estrecha con su mundo interno, y desarrollan una
especie de existencia intrapersonal en el cyber espacio. Creando fenómenos en
cuestiones de segundos.
Ahora
bien, lo que realmente cuestiono de todo esto, es como la tecnología, siendo
una herramienta tan poderosa ha logrado hacer que el individuo lejos de
potenciarse a través de ella, tenga la auto destructiva tendencia a congelar las
relaciones con sus símiles. Más concretamente entre miembros de la comunidad
GLBT. Encuentro una enorme oleada de personas sedientas del ansiado encuentro
humano, pero que caen en una suerte de impase 2.0. Donde lejos de sacar
provecho para obtener un mejor resultado en sus distintas búsquedas, terminan
simplemente dejándose llevar por una tendencia que sabrá la fibra óptica de
donde salió.
Reiterados
mensajes en las redes sociales que rezan cosas como: - No colecciono contactos.
- Sin fotos del cuerpo no respondo.
Sin
hablar de los incongruentes: Busco amigos. Abstenerse pasivas, locas, gordos,
negros y viejos…
Todo
esto, muy a mi parecer es un vulgar desfile de discriminación. Protagonizada
por el mismo combo de personas que mantienen la titánica labor de defender sus
derechos y hacerse respetar. Harina esta de otro costal que ya abordare en su
momento.
Por
otra parte, surge el cyber amor. Paradójicamente, en el vano intento de
preservar nuestras emociones, estas terminan mezclándose y haciéndose de las
suyas en cuanta acción humana emprendamos. Nadie esta exento de esto. Claro es
lo más natural. Considerando que las emociones son el indicativo de vida en
cada persona. Donde coloquemos los genitales, estarán las emociones. (Por no ser
soez y terminar colocando el corazón donde no estoy seguro que pueda estar). Abriendo
la posibilidad de que nazca el enamoramiento, y en consecuencia el amor.
Extrañamente
creo que esto puede ocurrir. Pero, particularmente considero, que para que
surja el amor debe existir un vínculo, para que exista ese vínculo debe haber
roce. Y no creo que con un aparato de por medio, suceda tal cosa. Sin embargo, a
través de la tecnología, la persona
construye una proyección, y la coloca en el mundo virtual, siendo algo tan
sublime y hermoso que sería imposible no enamorarse de eso. Pero no logra
identificar que, de lo que se está enamorando es de sí mismo.
Otro
fenómeno creciente es el envío masivo de fotos de partes interesantísimas del
cuerpo, y el protagónico video porno casero que se cuelga en las distintas webs
destinadas a la exhibición de este material, y que los usuarios no dudan en exponer.
Como una especie de compartir íntimo, que sexualiza el contacto, en un intento
de humanizar la relación virtual. Donde las personas se muestran tal y como
son, con todas sus consecuencias. Y en este punto me detengo y pregunto: ¿Tal y
como son? No creo que esto sea solo lo que las personas son, considero que es
una parte recreativa de sí. Pero levantaría una alarma e invitaría a que todos
nos preguntemos, si esta manera de manejar la tecnología, en las redes sociales
y los apps. No es más que un nuevo gueto que hemos creado, para que los
homosexuales sigamos manteniéndonos aislados no solo del mundo externo, sino también
de nosotros mismos.
Juan Carlos Viera.
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