viernes, 5 de septiembre de 2014

Tecno relaciones.



Una de las principales características de las personas de ambiente es el uso de la tecnología como plataforma de contacto con otras personas. Lo cual según mi experiencia propia es un fenómeno maravilloso, porque combina una data inmensa de individuos de distintas culturas, razas, creencias, edades. Con la inmediatez del contacto en un dispositivo móvil. Que además tienen un único fin en común, el encuentro humano…
Esto bien manejado puede resultar muy potente, y terminar convirtiéndose en una experiencia muy nutritiva e interesante. Pero como buenos humanos al fin, tenemos unos cuantos lastres emocionales que terminamos convirtiendo en atajos para evitar el contacto emocional; porque esto nos convertiría en seres vulnerables, haciéndonos unos sensibles incontrolables…

Noto con especial interés como nacen nuevas terminologías derivadas esta forma de contacto: Cyber amigo, amante 2.0. Habitantes tecnológicos, stalkers, troles, etc. Y esto va haciendo que el encuentro sea cada vez más impersonal. Haciendo uso de la teoría de la relatividad y siendo un poco abogado del diablo, he de confesar que considero que esto tiene un aspecto positivo, ha hecho que las personas mantengan una relación más estrecha con su mundo interno, y desarrollan una especie de existencia intrapersonal en el cyber espacio. Creando fenómenos en cuestiones de segundos.

Ahora bien, lo que realmente cuestiono de todo esto, es como la tecnología, siendo una herramienta tan poderosa ha logrado hacer que el individuo lejos de potenciarse a través de ella, tenga la auto destructiva tendencia a congelar las relaciones con sus símiles. Más concretamente entre miembros de la comunidad GLBT. Encuentro una enorme oleada de personas sedientas del ansiado encuentro humano, pero que caen en una suerte de impase 2.0. Donde lejos de sacar provecho para obtener un mejor resultado en sus distintas búsquedas, terminan simplemente dejándose llevar por una tendencia que sabrá la fibra óptica de donde salió.

Reiterados mensajes en las redes sociales que rezan cosas como: - No colecciono contactos.  - Sin fotos del cuerpo no respondo.
Sin hablar de los incongruentes: Busco amigos. Abstenerse pasivas, locas, gordos, negros y viejos…

Todo esto, muy a mi parecer es un vulgar desfile de discriminación. Protagonizada por el mismo combo de personas que mantienen la titánica labor de defender sus derechos y hacerse respetar. Harina esta de otro costal que ya abordare en su momento.
Por otra parte, surge el cyber amor. Paradójicamente, en el vano intento de preservar nuestras emociones, estas terminan mezclándose y haciéndose de las suyas en cuanta acción humana emprendamos. Nadie esta exento de esto. Claro es lo más natural. Considerando que las emociones son el indicativo de vida en cada persona. Donde coloquemos los genitales, estarán las emociones. (Por no ser soez y terminar colocando el corazón donde no estoy seguro que pueda estar). Abriendo la posibilidad de que nazca el enamoramiento, y en consecuencia el amor.

Extrañamente creo que esto puede ocurrir. Pero, particularmente considero, que para que surja el amor debe existir un vínculo, para que exista ese vínculo debe haber roce. Y no creo que con un aparato de por medio, suceda tal cosa. Sin embargo, a través de la  tecnología, la persona construye una proyección, y la coloca en el mundo virtual, siendo algo tan sublime y hermoso que sería imposible no enamorarse de eso. Pero no logra identificar que, de lo que se está enamorando es de sí mismo.


Otro fenómeno creciente es el envío masivo de fotos de partes interesantísimas del cuerpo, y el protagónico video porno casero que se cuelga en las distintas webs destinadas a la exhibición de este material, y que los usuarios no dudan en exponer. Como una especie de compartir íntimo, que sexualiza el contacto, en un intento de humanizar la relación virtual. Donde las personas se muestran tal y como son, con todas sus consecuencias. Y en este punto me detengo y pregunto: ¿Tal y como son? No creo que esto sea solo lo que las personas son, considero que es una parte recreativa de sí. Pero levantaría una alarma e invitaría a que todos nos preguntemos, si esta manera de manejar la tecnología, en las redes sociales y los apps. No es más que un nuevo gueto que hemos creado, para que los homosexuales sigamos manteniéndonos aislados no solo del mundo externo, sino también de nosotros mismos.


Juan Carlos Viera.

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