Indagando un poco en el tema de
las relaciones, me encuentro con un pensamiento constante, transformado en
creencia; Que ha pasado a cobrar tanta fuerza que ha llegado a convertirse en
una “Falsa verdad” y que reza lo siguiente: LOS HOMBRES GAYS NO SIRVEN. Así es;
tengo la creencia de que los hombres gays no sirven. Y esto va aderezado con
los siguientes complementos:
Todos los hombres gays, solo
buscan sexo.
No hay un solo hombre gay dispuesto
a amar.
Todos los hombres gays son
infieles.
Todos los hombres gays son unos discapacitados
emocionales.
Y pare usted de contar…. ¿Fuerte la
cosa no?
Con actitud explorativa escudriño
un poco más en los ¿Cómo? y los ¿Por qué tengo esa creencia?; ¿De dónde vienen?
¿A dónde me llevan? Para finalmente caer abismado con las respuestas que poco a
poco voy encontrando.
Todo comenzó en un encuentro
acaecido cuando tenía escasos 21 años y comencé a relacionarme románticamente con
hombres. Un buen día; Tuve el impulso de contactar personas con las mismas
inquietudes que yo, y echando mano de la tecnología conocí a un chico… Era unos
años mayor; Alto, de buena figura, bastante atractivo la verdad; Pero
emocionalmente enfermo. Este personaje vivía consumido en frustraciones y
tristezas (cosa que solo pude ver con el paso del tiempo) quien a escasos 5
minutos de conversación me revela “la verdad del ambiente”: El ambiente es una
gran olla de mierda hirviendo, en la que están todos los maricos nadando; de
vez en cuando alguno que otro sale Y se para en el borde, aguardando a que
alguien más lo acompañe; Pero se cansa de esperar y se vuelve a lanzar en el
mierdero.
He de confesar que de entrada me pareció
rudo y exagerado pensar de ese modo; Pero para mí mala suerte, algunas experiencias
posteriores reforzaron esta idea en mí, dejándome a la deriva entre lo que
quiero y lo que creo de eso que quiero.
Todo esto me mantuvo por años saltando
de una relación frustrada a otra; Pendulaba entre la autenticidad de los
sentimientos que surgían en mí, y la predisposición a que cualquier persona con
la que me involucrara era esencialmente mala, y que de un momento a otro no
haría otra cosa más que lastimarme. Por lo tanto, no podía permitirme hipotecar
mis sentimientos en alguien en el que jamás podría confiar; Y que
inevitablemente terminaría la relación, porque definitivamente nadie puede
estar con alguien que no confía, que no se entrega, que no cree más que en los
aspectos negativos de las personas.
Considerando que las relaciones
son la base de todo; Ya que en el encuentro con el otro es donde se manifiesta
nuestro ser. Es inevitable toparse un día con una encrucijada entre nuestras
necesidades emocionales y lo que creemos de las relaciones románticas. Es ahí donde
nuestras creencias toman parte protagónica de nuestra historia personal; Influyendo
inconscientemente en nuestras acciones a
cada paso que damos. Si nuestras ideas están viciadas con creencias que nos
alejan de una experiencia sana, no solo damos un golpe a la estima, sino que también
producimos es una suerte de asesinato emocional. Todo esto da como infame
resultado una sumatoria de malas y dolorosas experiencias, que nos van secando,
manteniéndonos cada vez más serrado al placer y bienestar.
No pretendo negar que algunas
personas tienen un comportamiento autodestructivo, pero hoy por hoy no creo que
sea esta la verdad única que sostiene al mundo, me parece más bien que es un
momento de oscuridad por el cual todos atravesamos, y que al fin de cuentas somos
más que eso… Todos tenemos un poco de luz y oscuridad, de odio y amor, de alegría
y resentimiento, de pureza y toxicidad. Y esto es lo que nos hace HUMANOS.
Miles de personas son cautivas de
ideas y pensamientos poco saludables de nuestras formas de relacionarnos, pero hay
mucho de NO CIERTO en nuestras creencias; Sería prudente cuidar nuestras fantasías,
pues nada es absoluto. Nuestras vidas constan de una fuerte carga de
relatividad; Por lo tanto, más que generar falsas verdades como un mecanismo de
defensa, Cuidarnos y atendernos sería lo más adecuado.
Nuestro mundo interno es tan sutil
y delicado que un paso en falso podría desviarnos del camino a la felicidad, mas
estamos destinados a dar muchos pasos… Y en ese tránsito, no estamos exentos de
encontrarnos con personas que de alguna manera están llenos de infinitos
pensamientos y acciones negativas; Está en nuestras manos romper con los patrones
que nos limita y nos minimiza en las sombras.
Mantenernos alegres, motivados,
fieles a nuestro sentir; Para procurar una experiencia de vida emocional y psicológicamente
más sana, solo depende de cada uno de nosotros; De nuestra madurez y de la
capacidad que tengamos para entender, perdonar y continuar.
Si conquistamos nuestros miedos, miramos
la vida con una actitud más abierta a la experiencia; Si aceptamos que todo
aquello que sucede tiene el fin único de otorgarnos sabiduría y aprendizaje, y
que en el contacto con el otro podemos recrear lo más valioso de nosotros
mismos, la verdad siempre se nos será revelada. Y en feliz consecuencia,
tendremos una existencia más plena.
Juan Carlos Viera.
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