El hecho de no estar en el
mismo campo de batalla, no quiere decir que estemos solos en la lucha.
El 31
de enero del pasado año 2014. Me encontraba tan a solas como suelo estarlo aun
en medio de una gran multitud; Una pancarta en mano diseñada por Daniel Arzola (quien
ya se erigía por estos lados, como el principal activista gay a través del arte)
Y mis inseparables lentes oscuros, formaban parte de mi arsenal de batalla. Entre
gritos y consignas, y bajo un radiante sol, lo vi parado frente a una cámara dando
declaraciones sobe la petición de aprobación del matrimonio igualitario, que
acompañada de unas 21.000 firmas, y de la mano de todas las organizaciones de lucha
pro DDHH de la comunidad LGBTI se entregaban ese día a las autoridades pertinentes.
Un Hombre menudo de tez
blanca, ostentaba un look bastante descuidado, una simpática y respingada nariz
adorna su cara, mientras un mechón de cabello rubio se escapa de su sitio
cayendo imprudente sorbe la frente. Lo primero que me vino a la mente cuando lo
detallé fue: Que frágil se ve este niño… Hundido entre la gente, y rodeado de
pancartas, contrastaba su aspecto físico con lo imponente que sonaba al hablar.
Se para derechito y tensiona un poco el cuerpo, evita mover las manos y ve
directo a la cámara cuando responde a las preguntas de los reporteros. Este
hombre en definitiva había captado totalmente mi atención.
¿Cómo
es que podía llamar tanto la atención? Como una suerte de hipnosis atrae a las
personas… lo buscan, lo rodean, lo saluda mucha gente.
Casi no podía escuchar lo
que decía, ya que estaba a cierta distancia. Tuve la intención de acercárme y
saludarle, porque algo en mi urgía por conocerle. Pero una masa agitada me separaba del encuentro.
Tratando de abstraerme un
poco del pensamiento, comienzo a mirar alrededor, y ya consciente de lo que
sucede, un comentario de fondo irrumpe diciendo: Mira el bulto que se le marca a ese catire que están entrevistando. ¡Vaya
manera de traerme un cable a tierra! Se refería al mismo personaje que mis ojos
veían de una forma un tanto distinta.
Luego de muchos empujones y
exageradamente transpirado, retorno a casa con la sensación de haberme perdido
de algo. No quería dejar pasar la oportunidad de conocer a este pequeñín del cual no tenía la más mínima información. Viéndolo
en perspectiva; Aun no logro determinar si esto era alguna especie de atracción
físico sexual, pero no quería pensarlo mucho. Pues pasional como me
caracterizo, voy más de la mano de mis sensaciones que de mis pensamientos. Así
que; Dispositivo móvil en mano, me postré frente al televisor con la esperanza
de que las noticias me dieran alguna pista de este personaje.
Cuando de repente… Un rostro blanquísimo irrumpe en la pantalla, precedido por la voz de una reportera local, quien para mí alivio, anunciaba su nombre. Edgar Baptista. Coordinador político del Movimiento Pro-Inclusión (Voluntad Popular). Inmediatamente le pregunte a mis redes sociales donde encontrar a esta figura que amenazaba con desvelarme esa noche. Un nada pretencioso perfil de twitter, me obsequia la oportunidad de contactarle, de forma inmediata me siguió de vuelta y de manera natural comenzamos a charlar…
He lidiado con el paso del
tiempo, de aquella noche no pude obtener mucha información más que la que se
pudiera conseguir en cualquier portal de noticia, con la salvedad de que me
llega de la mano de su actor principal. Quisiera poder llenar estas líneas con una
historia más cercana de mi encuentro con Edgar. Pero esto nunca ocurrió… Ha
pasado un año de reiterados intentos fallidos de un encuentro que me permitiera conocerle un poco mejor,
pero lo más cercano a esta pretensión ha sido habérmelo topado por error, en
eventos donde hemos conversado un poco.
Tras la petición de una
entrevista presencial, intente engancharle con un test de personalidad (un poco
tonto esto ahora que lo veo), al que enseguida Edgar calificó de chismofrago, y
que no respondió, alegando que se le dificulta un poco contestar cosas
personales, lo cual me pareció una manera jocosa y bastante elegante de no
asumir el reto de hacer una entrevista privada.
Este año, he estado en
proceso de observación de sus actividades como activista gay. Mantenemos un
contacto un poco escueto a través de las redes sociales y nos acercamos en el
abrazo en alguna sala donde se realiza un foro sobre activismo LGBTI; o en
alguna actividad donde he tenido la suerte de cruzarme en su camino por casualidad.
Edgar hace uso de un verbo
jocoso para responder preguntas directas, sobre todo si de materia personal se
trata. Paradójicamente cumple un rol importante en el momento histórico que
vivimos. Se codea con las principales asociaciones y ONG del país, y coquetea
con la política. Demuestra valentía a la hora de enfrentar situaciones de
conflicto, se crece al dar un discurso, tiene un manejo impecable de la
palabra, llama poderosamente la atención y cuenta con una capacidad interesante
de convocatoria. Su llamativo aspecto físico, le ha ganado unos cuantos piropos
en las redes sociales, a los cuales responde con decoro desde un discurso
masculinizado al más puro estilo del “machito latino” que bebe cerveza frente a
un juego de béisbol, sobre todo si de los navegantes de Magallanes se trata.
Equipo que le apasiona y del cual se denomina fanático.
En un encuentro reciente, en
mi afán por sacarle información que saciara mis ganas de inmortalizarle en
letras; Le preguntaba si aspiraba a un cargo ante alguna institución gubernamental,
a lo que respondió que no era el momento. Mientras tanto Edgar Bapstista, se
mantiene ardientemente en funciones de activismo LGBTI. Cosechando algunos
frutos, ganando reconocimiento. Desde una suerte de “pseudo anonimato” ya que
es imposible que pase desapercibido, pues si no llama la atención por su cara
bonita, lo hará al grito expandido por un megáfono, o escribiendo en letras
chiquita la base de una historia profundamente interesante de una lucha que
apenas comienza.
Juan Carlos Viera
1 comentarios:
Interesante reportaje, oscila entre una noticia, una vivencia, un amor a primera vista, farándula, publicidad, sin caer en chepa candela.
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