Una de las principales
barreras que encuentra el homosexual común erradica en que es diferente en un
mundo que le exige ser igual a los demás. Parece mentira que a estas alturas
con tanta tecnología y avances en materia humana, la sexodiversidad sea
considerada algo malo, desdeñable y hasta punible; tanto así que en algunos países
ser homosexual es un delito penado con la muerte.
Homosexuales lanzados desde
los más altos edificios ante la mirada indolente de cientos de personas que se
aglomeran a presenciar tal lamentable acto, como si de un circo se tratara; mientras
algunos se escudan bajo la excusa de que esta abominación está concebida en su
cultura, a otros simplemente les da igual y muchos por temor ni se atreven a
opinar. Esto es un área gris contrastada con sociedades del primer mundo que avanzan legalizando el matrimonio entre iguales
y reconocen sus derechos; Latinoamérica da unos visos de seguir el buen ejemplo
como en el caso de México y Brasil, pero en comparación algunos paises se
encuentran unos cuantos pasos atrás.
No es casualidad que muchos
homosexuales sufran de ansiedad, depresión y vivan atormentados con ideas
suicidas, teniendo que lidiar con una existencia carente de una estructura
social que los contenga. Ciertamente este último tiempo ha habido una suerte de
conquista político social en cuanto a derechos humanos se refiere, pero: ¿Qué
tanto alcance real ha tenido esto en nuestra sociedad? Países como Venezuela continúan
sumergidos en un limbo legal, mientras miles de homosexuales (estimados en un
nada despreciable 14% de la población) siguen viviendo a la sombra de la
heteronormativa, formando familias y hogares en medio de una gran anda; que no
les permite realización como personas sanas y autónomas, quedando así
supeditados a recibir las migajas que la ley y los organismos gubernamentales
le dan, desde la ilusión política de inclusión y con la falsa esperanza de que
estamos a la puerta de un nuevo siglo donde la sexodiversidad es considerada y
tomada en cuenta.
Vivimos una burla, seguimos
siendo marginados, no hay elementos legales que protejan el derecho a la vida
de los que sienten diferente, de aquellos disidentes por naturaleza, los miembros
de la comunidad sexodiversa somos alimento de burla y desdén, las lesbianas son
invisibles en la calle y motivo de morbo para el hombre, los bisexuales forman
un guetto bastsante undergronw para poder mantener sus relaciones con el sexo
opuesto sin ser juzgados, las personas trans siguen siendo consideradas el
lumpen social, y los intersexuales están en el último eslabón de la cadena
alimenticia.
Con tristeza noto que solo
somos visto como genitales con patas, nuestras capacidades y talentos son minimizados
ante el morbo que les da el hecho de que hagamos cosas diferentes en la cama, PORQUE
SI HAY ALGO A LO QUE LA GENTE LE TEME ES A SER DIFERENTES… Más seguimos
sustentando áreas importantes de la economía prestando servicios, educando a
los niños, limpiando sus alfombras y secando las lágrimas de las mujeres
maltratadas por el patán que tienen como esposo.
Nuestros derechos humanos
siguen siendo arrebatados, una persona sexodiversa es considerada menos a la
hora de hacer una denuncia por agresión, ni hablar de cómo sin nuestros consentimiento
se nos hace la prueba del VIH para optar por un empleo (cosa prohibida por la
ley y que viola todo acto de dignidad humana) no sin antes constatar que no sea
tan evidente tu identidad de género u orientación sexual claro está.
¿Y todavía me preguntan por
qué los sexodiversos somos rebeldes, excéntricos, escandalosos, llamativos,
enérgicos, sexuales muy sexuales? oh si sobre todo esto último, muy sexuales.
Por la simple razón de que el sexo es un lenguaje y la promiscuidad es una
protesta y todo aquello que pueda ocasionar un infame movimiento en las tripas
de los fundamentalistas no es más que la plataforma para nosotros a los que
históricamente se nos arrebata el derecho a la vida plena.
Somos la prueba latente de
que algo definitivamente no anda bien en las sociedades y es la sociedad misma,
porque un sistema que criminalice, denigre y margine a sus miembros por el
simple hecho de ser distintos, no puede estar bien concebido.